sábado, 31 de octubre de 2009

Medianoche

Conducía a medianoche por carreteras oscuras sin nombre. Un día más todo había pasado como si nada. Como si vivir no tuviese importancia. Ciertamente, hasta él, enamorado de la vida como pocos hombres, empezaba a plantearse si realmente algo valía la pena. La niebla, cada vez más espesa, teñía de blanco la negrura de la noche. No sabía donde se dirigía. Hacía ya bastante tiempo que había perdido el rumbo. Y esa carretera, sinuosa y eterna, seguía deslizandose debajo de su viejo coche, sin anunciar ningún destino.
No recordaba cuando emprendió el viaje. Tampoco recordaba el motivo. Es posible que no lo hubiese. ¿Por qué siempre nuestros pasos tienen que dirigirnos hacia algún sitio?, se preguntaba, tratando de dar sentido a sus pensamientos. En realidad estaba asustado. El miedo impregnaba cada molécula de su cuerpo, cada gramo de su alma, y no sabía porque. Se sintió solo. Tan solo, que lo único que sabía seguro es que no encontraría nada, ni a nadie en un millón de kilometros.
Recuerdos. Si hay algo a lo que invita conducir, es a pensar, a perderse en añoranzas aliñadas de viejas canciones escupidas por algún locutor mediocre de una emisora local. Sin embargo la señal se había perdido, e inexplicablemente, el reproductor de CD's no funcionaba. Y nada le venía a la cabeza. No existía el pasado, ni el futuro. Hay quien dice que, realmente, ninguno de los dos existe, solo el presente. Pero, ¿qué es el presente, sin un pasado del que venir y sin un futuro al que ir? Nada.
Niebla. Es hermoso ver como parece romperse al chocar con la luz emitida por los faros. ¿Cómo algo vaporoso, etereo, puede nublar la realidad hasta convertirla en ensoñación.? ¿Iba realmente por una carretera? solo la estabilidad del coche, la ausencia de incomodos baches le hacía pensar que así era. Es la vida, pensó mientras cambiaba de marcha. Niebla que lo oculta todo, y un sentimiento que no vemos de que todo va bien, o mal.

Medianoche, en un coche, con destino a ninguna parte.

Otra noche más sin soñar. Otra noche, Lejos de Arcadia.

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