lunes, 9 de julio de 2007

Hacer historia en tres dias

Los más viejos siempre afirman que es insultante que los jóvenes presuman de experiencias y conocimientos de los que quizá ellos mismos carezcan. Esgrimen frases como "Mas sabe el diablo por viejo, que por diablo", como el escudo perfecto ante cualquier duda. Hasta hace poco yo les creía, porque no suponía que en tan poco tiempo uno pudiese vivir tanto.

Todo empezó el viernes. Al llegar a Alcalá algo se palpaba en el ambiente. Era como el olor a tierra mojada que anuncia la lluvia de verano. Una tarde de calor, 40 grados a la sombra, pero sabes que faltan minutos para que un refrescante aguacero descargue el ambiente. El ansia se apodera de ti, y los segundos se convierten en minutos y los minutos en horas. Pero lo cierto es que el tiempo sigue pasando, inexorablemente, mientras te precipitas hacia tu destino.

Tres dias. Tres dias para conquistar, para triunfar, para ganar, perder o fracasar. En ellos, conseguí ser el mejor broker de la bolsa. Invertí mi dinero en los grandes Imperios, para más tarde contruir la mayor red eléctrica de Alemania. O al menos intentarlo. Y no solo esó, sino que también construí la mayor red ferroviaria.
Aseguré los territorios del Imperio bajo las ordenes de Carlo Magno. Conduje un Formula Uno. Resolvi crímenes en la época Victoriana y dirigí películas de serie Z. Incluso, en los peores momentos, cuando necesitaba dinero, tuve que robar en un museo.
Una vez que me repuse no me costó trabajar en un restaurante, atendiendo a personas de distintas naciones, y por si fuera poco, me convertí en un principe, que tuvo bajo sus ordenes a numerosos criados, mientras el resto de la nobleza trataba de apuñalarle por la espalda.
Por si fuera poco también mantuve una gran plantación en la isla de Santiago, y reconstruí la gran ciudad de Blue Moon.

Y sin embargo no me considero más sabio. Y no me considero más viejo. He vivido. Y es lo único que me considero: VIVO. Un superviviente que se ha visto en mil situaciones atípicas. Duras. Rodeado de extraños, que se convirtieron en amigos, mientras luchábamos juntos por similares objetivos. Juntos ante la adversidad, de un territorio inhóspito. Sin agua. Sin comida. Solo con nuestra voluntad indomable y la ilusión... y el ansia del jovén, que simplemente por su inquietud de aprender, es más sabio que el viejo.

Por delante muchas aventuras. Construir un castillo, ser principe en Florencia, perseguir a Drácula o conquistar el universo. O, porque no, ganar las elecciones Alemanas. O cambiar el destino de la historia durante la guerra fria. Son tantas las que se me antojan apetecibles que dudo tener tiempo en esta vida para experimentarlas.

Sin embargo, mirando atras, ignorando las palabras de los viejos, y pensando lo que he sido capaz de hacer en tres dias, se que habrá tiempo, para estas y otras muchas aventuras. Y que en ellas habrá extraños, que serán amigos. Y amigos, que por un tiempo, serán adversarios.

Es la vida. Y yo... amo tanto la vida.





(Este finde han sido las Convivencias Lúdicas en Alcalá... y sí, soy un tremendo friki de lo peor)

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